No es secreto que la precaria situación económica y deterioro de la calidad de vida en Venezuela ha golpeado a todos sus sectores, y lamentablemente el plano cultural entra en la estadística.
En esta página han visto cómo los músicos venezolanos se las ingenian para, a pesar de tomar la difícil decisión de emigrar, continuar ligados a su país, presentando nuevo material. Evitar que la distancia sea más radical.
El periodista Humberto Sánchez Amaya del diario El Nacional realizó un interesante artículo donde se reflejan varias de estas experiencias. La Vida Bohéme, Malanga, Viniloversus, Americania, C4 Trío, son algunos nombres implicados en su nota titulada “Músicos tocan sus notas desde el exterior”.
La compartimos con ustedes:
“Ellos andan por México”, dijo hace dos semanas la persona que atiende el teléfono en la disquera estadounidense Nacional Records cuando se le preguntó por los integrantes de La Vida Bohème.
En ese país promocionan ‘El nombre de esta banda es La Vida Bohème’, un disco recopilatorio de sus dos álbumes anteriores que en principio solo se podrá conseguir allá.
“Durante estos meses en México, el DF es nuestro centro de operaciones. Pero una vez que retomemos la gira en Venezuela, será Caracas y eventualmente otro país”, respondió Henry D’Arthenay por correo electrónico.
En febrero, hubo un intercambio de mensajes en Twitter entre la banda y Carlos Baute. En uno de ellos, el grupo escribió: “Seguimos en Venezuela, Carlos… Somos optimistas :) . Un abrazo desde Caracas!”.
Cuando se le pregunta por lo sucedido, indica: “Señalaba que era complicado apoyar al país en esos meses de protesta desde Madrid. Y de todas formas, a pesar de que la gente lo tomó como noticia, fue una opinión ante un momento álgido que respondía más a mi generación frente a la de artistas venezolanos establecidos”.
“Llevamos cuando mucho cuatro meses girando en el extranjero, él lleva años en España. Afirmar que nos fuimos para siempre por nuestro primer compromiso internacional es una conclusión bastante apresurada”, agrega el también guitarrista.
Para la estadística. El estudio La emigración desde Venezuela durante la última década, del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB, detalla que entre los años 2000 y 2010 se fueron del país aproximadamente 500.000 venezolanos.
Anitza Freitez, directora del centro, dijo en julio a la agencia AFP que en 2014 esa cifra “podría ser cercana a 800.000”.
Los músicos no están fuera de ese grupo, aunque varios lo hicieron hace décadas, como el percusionista Luis Quintero. “Me fui hace 20 años. Me llamaban mucho a grabar desde Estados Unidos. Sobre todo me solicitaban en Nueva York”, cuenta quien ha tocado con artistas como Willie Colón, Carlos Santana, Richard Bona y Miles Davis.
El pianista César Orozco recientemente pudo concretar su sueño de estudiar en Estados Unidos. No lo pudo hacer en 2001 por no tener dinero para la manutención. Recientemente lo logró en el Peabody Institute de la Universidad Johns Hopkins, donde en marzo de 2012 terminó el máster en jazz piano.
“De venir tocando con varios de los artistas más importantes de Venezuela, pasé a sentarme en un salón con estudiantes que pocas veces habían pisado un escenario”, señaló el instrumentista, que ganó este año el premio Downbeat Magazine Student Music por “Orozcojam”.
En su próximo disco participa el bajista Rodner Padilla, quien se mudó este año a Miami. Tiene proyectos con Ilan Chester y Frank Quintero, además tocará en la gira estadounidense de Chino y Nacho. ¿Y C4 Trío?. “Todavía nos quedan planes. En septiembre haremos una gira por acá”.
Dos de los integrantes de Malanga también emigraron. Arístides Barbella empezó a trabajar en una compañía de pantallas para espectáculos en Panamá y Rudy Pagliuca prevé continuar con la música y su estudio de grabación en México. “Decidimos hacer una pausa”, cuenta Chapis Lasca.
Otro bajista, Wincho Schäfer, también emigró. “Me espantaba la idea de morir por un tiro en la cabeza. Estuve con mi mujer casi un año en Río de Janeiro y la inflación se comió todo. Ahora estamos en Florida y mi situación profesional es incierta”, escribe por correo electrónico el exintegrante de Sentimiento Muerto y Atkinson.
Comenzó un proyecto en solitario, cuyo disco se llama Otra realidad. “Mi meta es sacar una licencia para conducir y hacerme un nombre en los próximos 20 años”.
La trompetista Linda Briceño está en Nueva York, donde recibió una beca para estudiar en la New School of Music. No sabe si su estadía allá será definitiva. “Anhelaría estar aquí el tiempo que fuese necesario para aprender de la música que crecí escuchando”.
Daniel Esparza, vocalista de Melancólicos Anónimos, también está en esa ciudad. “Mi caso, como el de tantos otros venezolanos, es el de alguien que es admitido en una universidad extranjera”.
Viniloversus ha tenido la intención de internacionalizarse desde hace tiempo, pero por los momentos sus miembros se encuentran en el país. El bajista Adrián Salas asegura que cada uno tiene proyectos paralelos en los que están concentrados.
Álvaro Casas, exbaterista de Americania, aclara que si bien la separación no se debió a la emigración del cantante, sí fue una causa de peso. Ítalo Pizzolante se fue definitivamente este año a Madrid.
En Londres se encuentra Baldomero Verdú, exintegrante de Fibonacci que lidera dos agrupaciones en esa ciudad. “Fueron variopintas las razones, como la delincuencia, las oportunidades en Europa y la situación irregular de la cultura en Venezuela”.
CIFRAS
500.000 venezolanos se fueron del país entre los años 2000 y 2010
800.000 personas aproximadamente se habrán ido del país a finales de 2014
Referencia
Tutupash (2014), Músicos que emigran: La realidad venezolana también afecta a la cultura, recuperado el 11 de febrero de 2015, disponible en linea en http://tutupash.com/musicos-venezolanos-que-emigran-la-realidad-venezolana-tambien-afecta-la-cultura/
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